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Kaaxankilil y lo psicocorporal.


Desde niña me gustaba bailar y por eso estudié danza contemporánea. Allí, estudiando danza, fui descubriendo que cuando me conectaba con mi cuerpo y mi movimiento pasaban cosas dentro de mí; me sentía más lúcida, más creativa, más vibrante. Maslow llama a esos momentos experiencias cumbre; María Adela Palcos, lo sabría después, momentos estelares.

Allí también, en la danza, va surgiendo en mí el interés por explorar qué pasaba dentro mío y, en ese buscar, conozco la Fundación Río Abierto. Su sistema, el cual se basa en técnicas psicocorporales cuya finalidad es contribuir al desarrollo integral del ser humano, me atrapa, me conecta con mi mundo, permitiéndome descubrir el mundo externo y hacerme parte de él, pues, me doy cuenta de cómo permite rescatar la sabiduría corporal y alcanzar una alineación de cuerpo, mente y espíritu.

Luego de tres años de una formación profesional directa con María Adela Palcos, creadora del Sistema Río Abierto, y con sus colaboradoras y colaboradores más cercanos en Argentina, decido regresar a México, en especial a mi tierra: Yucatán, y continuar mi propia búsqueda. Voy descubriendo muchas maneras de trabajar, de respirar, de estar presente conmigo misma y con otras personas. Esta búsqueda me permite desarrollarme aún más en mis totalidades: aprendo a darle paso a mi intuición y, a través de ella, a dejarme fluir.

Así nace Kaaxankilil, un viaje interior para irse descubriendo una y otra vez dándose la oportunidad de reconciliarse y amarse una misma, uno mismo, con todo su ser; una apuesta por la salud consciente hacia la armonía que permita seguir en la búsqueda de la expresión del propio ser potencial. Una búsqueda; pero, no una búsqueda cualquiera, sino una búsqueda constante, permanente. En la maya para decir encontrar se dice buscar porque la idea de hallazgo está en la misma búsqueda: uno encuentra porque busca y al encontrar sigue buscando.

En su libro Vegetoterapia caractero-analítica. Psicoterapia corporal, elaborado para el Instituto Universitario Carl Rogers con propósitos meramente didácticos, Brindis Aguilar (2012) apunta que se denomina terapia corporal “al abordaje terapéutico del cuerpo en que se trabaja solamente a nivel de procesos y funciones corporales, con el fin de mejorar las condiciones del cuerpo”, y, que a través de diversas técnicas, “busca que la persona aumente la consciencia sobre su cuerpo, haciéndose sensible a su percepción, a la relación que establece con él, a sus patrones postulares, a sus tensiones y hábitos, entre otras cosas.” (p. 8-9).

Será Wilhelm Reich, a decir de la misma Brindis Aguilar, quien, “con la convicción y comprobación de que el cuerpo y la mente forman una unidad”, dará origen a la psicoterapia corporal, que, diferenciándose de aquella modalidad terapéutica centrada exclusivamente en el cuerpo (p. 9), para decirlo con Molina Ramos (2014), es

cualquier forma de psicoterapia que utilice sistemáticamente el movimiento, la respiración, la postura o el contacto físico en el contexto de una relación profesional, con el fin de propiciar la expresión de emociones, la ampliación de la conciencia, alivio al sufrimiento, mayor capacidad de sentir placer, y en general crecimiento y desarrollo personal (p. 6).

Reich, abunda Molina Ramos (2014), “fue el primer psicoanalista en formular una teoría coherente del carácter, (demostrando) que los diversos rasgos (del mismo) dependían unos de otros y que, en conjunto, formaban una defensa unitaria contra todas las emociones que se percibían (…) como peligrosas” (p. 8). Reich distinguía en esa “defensa unitaria” dos tipos de corazas: la coraza caracterial, de orden psicológico, y la coraza muscular, de orden somático; ambas, trabajando en el mismo sentido: el de contener las emociones del sujeto, ora por temor a algún castigo, ora por ser mal vistas (p. 9).

Las emociones que no se expresan se convierten en estados emocionales que se fijan y hacen que las personas se queden en un sólo plano, como naipes, sin volumen, sin profundidad. Los músculos quedan atrapados y fijados en ciertas contracturas, ciertas debilidades, y esto crea una manera de estar en el mundo (Palcos, 2011, p. 61).

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Referencias:

Brindis Aguilar, A. A. (2012). Vegetoterapia caractero-analítica. Psicoterapia corporal. Puebla: DPO, Instituto Universitario Carl Rogers.

Molina Ramos, M. L., Contreras, V. y Love, E. (2014). Manual de estudio del Entrenamiento en Psicoterapia Corporal. Generación I. Mérida: IGECORET / Coreacción.

Palcos, M.A. (2011). Del cuerpo hacia la luz. Buenos Aires: Kier.

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